¿Qué le hace a la mancha un tigre más?
La vergüenza nunca es suficiente para detener el negocio. El partido entre Gimnasia y Esgrima
El partido nunca debió continuar. Un hecho semejante debería penarse con la suspensión del partido, ya que se trata de una amenaza innegable. Eso es corrupción por parte de un representante del club, el más importante hombre del “Lobo”. Por lo tanto, Gimnasia debería haber pagado perdiendo el partido para evitar que estos hechos se repitan.
Sin embargo, la vergüenza puede ser mayor. A
El problema es que los dirigentes y los jugadores también son cómplices de la corrupción, entonces ¿Qué es lo que vamos a ver a la cancha? ¿De qué somos cómplices y partícipes? El camino para detener esta inminente estafa es dejar de apoyarla. Si los hinchas no van a los estadios y no ven los partidos por televisión, el negocio se termina. Ese es el poder que tenemos todos para detener la estafa.
Cuando finalmente se jugó el segundo tiempo del partido, casi dos meses después, Boca estaba peleando el campeonato con Estudiantes de
Si no hay voluntad política para detener esto, los jugadores de Gimnasia deberían no haberse presentado a jugar el partido. Sin embargo, lo hicieron y acabaron perdiendo por
Si Gimnasia hubiera ganado, sin dudas estaríamos hablando de que River Plate, el tercer equipo que disputa el título, podría haber incentivado a los jugadores para que le ganaran a Boca. Las sospechas tienen lugar porque es evidente que el juego no es limpio y que hace años se ha perdido la ética y el orgullo deportivos. La televisión y los periodistas tampoco denuncian algo que es inminente, porque se ve y se siente en cada partido. No lo hacen, porque forman parte del negocio y son reyes de la complicidad.
El problema es grave. Si los propios hinchas no entienden que lo que hicieron perjudica a Gimnasia, el fútbol nunca va a dejar de ser una vergüenza. Si el año que viene, es su equipo el que tiene posibilidades de ganar el título, Estudiantes va hacer todo lo posible por evitarlo del mismo modo que el “Lobo” lo hizo: desprestigiando su propio orgullo y entregando los puntos a quién dispute el título con el equipo rival.
Así la historia nunca tendrá final. El fútbol ya no es un espectáculo, es una estafa. Si los espectadores no detienen esto nadie lo hará, porque hace tiempo que los jugadores también son cómplices. Los ejemplos de esto son innumerables y Gimnasia-Boca es sólo un grano de arena más en el inmenso desierto.